Una inversión sensata

Una inversión sensata

La Opinión, Los Angeles, CA
20 de julio de 2007
    

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El fracaso total de la reforma migratoria en el Congreso federal fue particularmente devastador para un grupo: los estudiantes indocumentados. Este deja a los estudiantes indocumentados, aun aquellos que se han destacado académicamente en nuestras escuelas secundarias y que se han ganado un lugar en nuestras universidades, sin derecho a recibir ayuda financiera federal o estatal. Esta barrera deja a nuestros alumnos, aun cuando no fue su culpa, sin un camino al éxito ni a la legalización en el futuro.

Les llamo "nuestros alumnos", porque es justamente quienes son. Les hemos dado acceso a la educación pública en nuestras escuelas desde el kindergarten hasta el 12º grado, los hemos alentado a aprender, competir y triunfar. Es sólo cuando estos ambiciosos y entusiastas jóvenes llegan a la universidad y solicitan ayuda financiera que les cerramos las puertas. No podemos castigar a estos jóvenes porque sus padres —muchos de los cuales huyeron en condiciones deplorables en busca de una mejor vida para sus familias— llegaron aquí de forma ilegal.

En estos momentos estamos determinando el futuro de los alumnos que se gradúan de las escuelas preparatorias. Cada año más que nos demoremos en enfrentar este problema, le negamos un futuro de éxito a estudiantes talentosos e inteligentes, y relegamos otra generación a una existencia al margen de la sociedad.

Esto crea un terrible despilfarro de talento joven, talento que este país necesita de manera apremiante. Se calcula que entre 50 mil y 65 mil inmigrantes indocumentados que han vivido en los Estados Unidos por lo menos cinco años se gradúan de la preparatoria cada año. En California, estado donde reside el 40% de los estudiantes indocumentados de todas las edades y grados, el posible impacto asciende a 20 mil alumnos por año.

Estadísticas confiables sobre cuántos estudiantes indocumentados asisten a las universidades y los colegios comunitarios de California son más difíciles de obtener. En la Universidad de California en Berkeley, nos enteramos de estos alumnos indocumentados y sus luchas a través de anécdotas o cuando solicitan ayuda financiera sólo para darse cuenta que no son elegibles para recibirla.

Calculamos que a un estudiante de licenciatura que es residente de California le costará aproximadamente 25 mil dólares para cubrir la colegiatura, el alojamiento y la comida, así como los libros y útiles escolares para asistir a la Universidad de Berkeley el año que viene. No debe sorprender entonces que el 70% de los estudiantes de licenciatura de UC Berkeley dependen en parte de la ayuda financiera para pagar sus estudios. La ley federal nos prohíbe ofrecerles esta misma ayuda federal estatal a los estudiantes indocumentados. Ni siquiera podemos ofrecerles empleos para estudiantes en los campus.

¿Cómo se las arreglan? Muchos se ven forzados a abandonar la universidad por un semestre o más, con la esperanza de ganar suficiente dinero trabajando para matricularse de nuevo. Les puede tomar muchos más años graduarse, y sin embargo, siguen resueltos a lograr su meta. Desgraciadamente, muchos estudiantes con expedientes estelares puede que nunca consideren asistir a la UC o a otras universidades porque se les niega la ayuda financiera, y aun con una licenciatura, no ven un camino claro a la legalización que les permitiría hacer uso de su título.

Para hacerle frente a la situación difícil de los estudiantes indocumentados en las escuelas preparatorias, el Congreso tiene que seguir adelante y asegurarse de que la bien concebida y ampliamente apoyada propuesta de ley federal conocida por sus siglas en inglés como DREAM (Development, Relief and Education for Alien Minors) sea considerada. El proyecto de ley, que provee acceso a ayuda financiera y un camino a la legalización cuidadosamente planeado para los estudiantes elegibles, fracasó ya que era parte de la fallida propuesta de reforma migratoria. Es hora de aprobar la propuesta basada en sus propios méritos.

Legislación que crea una versión californiana de la propuesta DREAM, impulsada por el senador Gil Cedillo, sigue adelante en la Legislatura estatal. Esta les permitiría a todos los estudiantes indocumentados elegibles solicitar ayuda de la universidad en la Universidad de California (UC), la Universidad Estatal de California (CSU) y los Colegios Comunitarios del estado.

Proveer acceso a la ayuda financiera y un camino a la legalización para los estudiantes que triunfen en la universidad es una inversión sensata y humana. La sociedad tendrá ganancias mucho más grandes que el dinero invertido si le proveemos ayuda económica, en forma de préstamos estudiantiles y becas, a estos talentosos jóvenes estudiantes determinados a escapar de generaciones de pobreza. A través de la educación lograrán mejorar su estándar de vida para convertirse en ciudadanos, que como todos, pagamos nuestros impuestos. Tenemos que aprovechar esta oportunidad para adoptar estas políticas estatales y nacionales bien planteadas que son para el bien de todos, nuestros estudiantes, sus familias, el estado y la nación.

Robert J. Birgeneau es rector de la Universidad de California en Berkeley.